Búscame en el atisbo de las horas,
soy los pasos que te anteceden
y los que olvidas.
Fíjate que me atraen las esquinas
donde se acodan los destinos
aunque persista en la manía de la recta
sin saber hacia dónde me deriva.
Mis ansias me empujan y adolecen
cuando el sol se esconde y me sonroja entera
como si me parieran recién las madreselvas.
Quiero mostrarme a ti
en el alegre crujir de caracoles
cuando el oleaje los marea
en el rítmico devenir de melopeas
porque te he visto transitar sobre los mares
bebiéndote las tormentas.
Tu sed indomable ama la vida y sus tropiezos.
Mírate las manos,
están llenas de mi...
Mírate los ojos
y encuéntrame en lo que aún no has visto.
Rózate la boca
y derrocha sin prisa las cien noches
que aún no nos dimos.
.
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